Este domingo 25 de marzo comienza el horario de verano.
A las dos de la madrugada del sábado al domingo tendremos que adelantar los relojes hasta situarlos a las tres, de manera que este domingo tendrá oficialmente una hora menos.
El cambio horario forma parte de la Directiva Europea que afecta a todos los Estados miembro de la Unión Europea con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar por la tarde.
La Comisión Europea asegura que la medida tiene impactos positivos en el ahorro energético, en los sectores de transporte, comunicaciones, seguridad vial, condiciones de trabajo, modos de vida, salud, turismo o el ocio.
El cambio de hora supone una modificación de las horas de luz y oscuridad que produce una serie de alteraciones neurohormonales que, normalmente se superan en unos pocos días, según apuntan desde Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Estos primeros días podemos sufrir sueño, desajustes alimentarios, irritabilidad y cansancio. Si bien es cierto que los niños y las personas mayores son a quienes más les afecta.
Por otro lado, con la entrada del horario de verano disfrutaremos de más horas de sol al día, lo que provoca que el cuerpo segregue más melatonina y, por ende, el sueño a la larga será de más calidad y se esté más animado durante el día.