Yo confieso

Muy posiblemente esta edición del periódico Infonerja, impreso en papel, sea la última que salga a la calle en un largo periodo de tiempo, pero son muchos años los que hemos mantenido este querido periódico y sería totalmente inadecuado dar a nuestros fieles lectores unas explicaciones «políticamente correctas» para justificar esta decisión. Por eso, el título de mi editorial, a través de la que me dispongo a confesar de corazón y con razón todo lo que me ha llevado a concluir que Infonerja debe cerrar ahora este ciclo de su existencia.

Confieso pues y en primer lugar que esta parada editorial no es fruto de cualquier posible presión por parte del nuevo grupo de gobierno municipal, aunque algunos de sus componentes y simpatizantes se puedan alegrar de lo que, en su posible torpeza, vean como una debilidad empresarial, cuando en realidad lo que tenemos es mucha más fuerza mediática de lo que imaginan.

Confieso seguidamente que tampoco tiene relación con la actual oposición municipal; ya que, contrariamente a lo que algunos desearían para intentar desacreditarnos, no le debemos favores políticos a nadie. Está claro que durante toda nuestra existencia no hemos «vivido» de prebendas municipales y precisamente esa ha sido una de las bases de nuestras independencias política y económica.

Soy consciente de que mi actual decisión de no publicar Infonerja suscitará opiniones y chismorreos en la gente que nos quiere mal y que se manifiesta visceralmente hostil a lo que hacemos e incluso hacía mi persona. No alcanzo a comprender su acritud ante un trabajo honestamente realizado con mucho esfuerzo y durante tantos años, aunque mi actitud  hacia ellos será de perdón y quizá me ayuden también a cultivar mi paciencia.

Por otra parte y en mi opinión, Nerja va a experimentar próximas transformaciones que ojalá respondan, en lo local, a los cambios que se vivirán también en el mundo entero. Necesitamos urgentemente personas preparadas para enfocarlas adecuadamente, mucho más allá del marco que muchos se empeñan en llamar democracia y que, en realidad, es una gran farsa. No se trata ya de delegar en buenos o malos gestores, a los que se vota cada cuatro años en un absurdo ritual con el que se nos hace creer que participamos para cambiar algo, sino de colaborar entre personas íntegras, cuyo único afán sea servir al bien común en nuevas y originales organizaciones humanas. Por  desgracia, esas instituciones aún no existen y las que hay  no se ajustan al nuevo paradigma ni  cuentan precisamente con las personas que piensen y actúen como reclaman los nuevos tiempos.

Confieso,  en lo que al periódico Infonerja le concierne, que ya no me apetece seguir
perpetuando viejos moldes  informativos que solo sirven para confundir más a una sociedad desorientada y beneficiar a una política trasnochada, así como a unos políticos a los que les fascina verse reflejados, para bien o para mal, en «los papeles». Creo sinceramente que debemos fomentar nuevos medios locales de comunicación interactiva y colaborativa, en los que todos nos sintamos empoderados, propiciando que cada persona pueda influir en la toma de decisiones con su libre opinión, generándose así un alto valor informativo y donde «las fuentes» no estén necesariamente controladas y totalmente contrastadas. Este tipo de periodismo colaborativo ya lo estamos viviendo, por ejemplo, en los comentarios que hacen los lectores de las noticias diarias en la versión digital  de Infonerja.com, a pesar de la mala leche que se quiere verter en algunos comentarios anónimos y la ridícula torpeza que exhiben algunos políticos locales de estrechas miras, con sus amenazas y demás peroratas de antiguo régimen político. Por eso, creo que todos debemos aprender a lograrlo con la mejor de las voluntades.

Para que el actual «status quo» cambie, necesariamente tienen también que evolucionar  los medios que ahora le suministran oxigeno editorial y yo confieso que quiero enarbolar esa bandera, cundiendo con mi ejemplo mediático y dejando de «retratar» hasta la saciedad a las que son, quizá, buenas personas pero también anacrónicas muestras de un sistema que está tan muerto y corrupto que ya huele muy mal.

Confieso que, al dejar de publicar el periódico de papel Infonerja,  también me duelen mucho los lectores, a los que les agradezco su complicidad, aun a pesar de que pienso que hay que dejar ya de ser pasivo lector que «aguanta carretas» y critica lo que los demás hacen, para pasar a ser actor y protagonista de nuestras propias vidas que, al fin y al cabo, es lo más importante que tenemos. Son ya demasiadas veces las que nos cuentan, por todos los medios posibles, como es la «realidad informativa» de cada día, de las formas más crueles y tendenciosas.

Confieso, además, mi agradecimiento a la colaboración interesada de los anunciantes. A muchos de ellos mi consejo de que dejen ya de anunciarse, para pasar a dialogar verdaderamente con sus clientes de todas las formas imaginables. De esta manera, dejaran de malgastar su dinero en «publicidad» y comenzaran a explicar el verdadero valor de lo que hacen a los que ya no quieren ser solo sus «clientes»,  sino personas de carne y hueso que les otorgan el impagable favor de confiar en sus productos y servicios.

Agradecer también a los profesionales y colaboradores que han hecho de Infonerja un periódico muy querido y longevo, gracias a su trabajo y dedicación. Muchos de ellos quedan con nosotros, ocupándose de otras labores que espero estén a la altura de sus enormes corazones.

Siempre hay un momento ideal para todo. Confieso, por fin, que abandono lo antiguo, pues solo me agota y creo así el espacio para que surja lo nuevo.
Independientemente de lo que puedan decir u opinar en cuanto si mi decisión es positiva o negativa, correcta o errónea, buena o mala, en mi interior sé que estoy a salvo, porque cualquiera que sean las consecuencias de esta decisión, podré seguir explorando y aprendiendo nuevas cosas que me permitan saber que, por encima de todo, puedo elegir y puedo ser.

Alfredo Alcázar

Director Infonerja.com